¿Basas tu educación en la culpa? [+ guía de preguntas para sanar y avanzar a una correcta educación]

En el artículo de hoy decidí enfocarme en el tema de la culpa en los padres, ya que ha sido una situación que he visto de manera recurrente en mis sesiones de asesoría y, como verás más adelante, es muy perjudicial en la educación de los niños. Te contaré qué efectos puede tener en la crianza de tus hijos el hecho de educarlos desde la culpa y al final te dejaré una guía de preguntas para sanar y avanzar a una correcta educación.

 

Es usual que tanto las madres como los padres carguen con algún tipo de culpa con respecto a sus hijos. Por lo general sienten que no les están dando lo suficiente o que podrían ser mejores para ellos.

 

Las culpas más frecuentes que noto los padres son:

– No poderles dedicar el tiempo suficiente debido a sus obligaciones y responsabilidades.

– No poderles dar la calidad de vida que les gustaría debido a su situación económica.

– Estar divorciados de la madre o el padre del niño; por lo que no tienen la familia “normal” que quisieran.

– Compararse en redes sociales y darse cuenta que no tienen esa vida de ensueño que muestran los demás.

– Caer en la trampa del marketing, el cual nos hace creer que hay productos o estilos de vida indispensables para nosotros y para nuestros hijos.

 

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¿Por qué es tan perjudicial en la crianza de un niño cuando sus padres lo educan desde la culpa?

 

Porque la mayoría de los padres con culpa ceden ante las peticiones de los niños (como darles permisos u objetos materiales innecesarios) y/o permiten conductas negativas al no poner límites claros. Esta actitud relajada o permisiva, aunque no va a solucionar el origen de la culpa, sí les ayuda a sanar un poco su propio dolor.

Por otra parte, hay otros padres con culpa que sin darse cuenta, se empiezan a olvidar a sí mismos para poner toda su vida alrededor de sus hijos. Al igual que en el caso anterior, no están resolviendo la raíz de la culpa, pero el sentir que le dan todo su tiempo y energía a los niños, les ayuda a reducir su dolor.

 

Hoy me encantaría que cayeras en cuenta que todos los niños necesitan consistencia, necesitan límites, necesitan saber qué está bien y qué está mal, necesitan frustrarse de vez en cuando y también necesitan una figura de autoridad que les inspire respeto y confianza.

Te invito a que pienses en un buen líder. ¿Qué características tiene? Es una persona que demuestra fortaleza, es inteligente emocionalmente, es capaz de trabajar bajo presión, y es consecuente con lo que considera correcto, así las cosas se pongan difíciles y en ocasiones sea más fácil rendirse o ceder. Un buen líder no trata de complacer a todos; por el contrario, es capaz de tomar las decisiones que considera correctas y de defenderlas aún cuando no todos estén de acuerdo con él.

 

Creo que el ceder ante un puchero o una pataleta te quita autoridad y liderazgo frente a tus hijos. Un niño no sería un niño si no intentara cambiar el punto de vista de sus padres o hacerlos ceder ante su voluntad. Los niños son muy hábiles y desde muy pequeños empiezan a notar el punto débil de sus papás y por dónde pueden meterse para hacerlos cambiar de opinión o para lograr lo que ellos quieren. Así que si tu hijo nota que lo estás educando desde alguna culpa, no dudará en usarla a su favor. Frases como “¡pero nunca pasas tiempo conmigo!”, “¡es que todos mis compañeros tienen ese juguete y yo no!” o “¡a mis amigos sí los dejan dormirse tarde!”, son frases típicas que usan los niños para hacernos cambiar de opinión y, si estamos educando desde una culpa, seguramente cederemos así sepamos que esa no es la mejor opción.

 

Entiendo que te puedas estar sintiendo confundida(o) por lo que acabas de leer. A veces caemos en estas actitudes de culpa sin darnos cuenta. Así que te voy a dejar a continuación una guía de preguntas para sanar y avanzar a una correcta educación. Espero que sea muy útil para ti:

 

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1- ¿Lo que hice (o estoy haciendo) afectó (o afecta) de manera negativa a mi hijo?

 

A veces es cierto que hacemos cosas que afectan a los niños. Pero a veces nos cargamos culpas innecesarias o sin ningún sentido que, si lo viéramos de manera objetiva, no es algo grave ni que en realidad afecte al niño. (Ej: no poder comprarle el último juguete de moda o no poderle dar unas vacaciones lujosas).

Si notas que tu culpa no es algo que en realidad afecte a tu hijo, por su bien y por el tuyo, toma la decisión de soltarla. Por el contrario, si al responder a esta pregunta caes en cuenta que sí lo afecta, pasa a la siguiente pregunta.

 

2- ¿Está en mis manos cambiar esta situación?

 

Recuerda que hay situaciones que están bajo tu control y otras que no lo están. Pregúntate si la situación que te genera culpa está bajo tu área de control.

 

Qué situaciones no están bajo tu control:

1- Situaciones que involucran a otras personas (nunca podrás controlar lo que hace o deja de hacer otra persona) o que, por motivos de la vida, no está en tus manos cambiar. Por ejemplo divorcios, enfermedades, crisis económicas, tenerse que mudar a otra ciudad etc.

2- Situaciones del pasado. No puedes cambiar el pasado, así que darte duro por lo que ya pasó no es útil ni para tu hijo ni para ti.

 

Es importante que los niños comprendan que no todo en la vida sale como esperamos. Debemos enfrentar retos, crisis y situaciones que nos generan frustración o dolor. Si no está en tus manos cambiar esta situación, más allá de sentir culpa, es importante que veas lo que está pasando (o lo que pasó) como la oportunidad para que tu hijo desarrolle habilidades como la resiliencia, la tolerancia a la frustración, el perdonar, el ser capaz de afrontar crisis y salir adelante de estas, entre muchas otras entre muchas otras habilidades que tu hijo puede desarrollar al afrontar la situación. Estos serán grandes aprendizajes para su futuro.

 

3- Si esta es una situación que sí está en tus manos cambiar, pregúntate ¿cómo puedes cambiarla o qué puedes hacer de manera distinta?

 

A diferencia de las situaciones que te comenté en la pregunta anterior, hay otras circunstancias que nos generan culpa que y que sí podríamos cambiar. Por ejemplo, pasar más tiempo con tus hijos, trabajar en tu paciencia y tolerancia para tratar de no estallar y ser irrespetuoso cada vez que cometen un error, ser más organizada(o) económicamente o tratar de ganar un dinero extra para darles una mejor calidad de vida. Creo que si esto es algo que puedes cambiar, es completamente inútil quedarte en la culpa; así que en vez de darte duro por ello, te invito a hacer un plan para cambiar la situación.

 

4- ¿Qué puedo hacer para ayudarle a mi hijo a sanar o para reconciliarme con él?

Tanto si se trata de una situación que puedes cambiar, como si no puedes hacerlo, siempre podrás ser tú un apoyo emocional para tu hijo. Ten en cuenta que los niños no sanan cuando cumplimos sus caprichos o cuando somos alcahuetas; esos caprichos serán una satisfacción transitoria, pero el dolor seguirá presente. Un niño sana cuando de corazón le pedimos disculpas por nuestros errores y cuando sienten el amor, la compañía y el apoyo emocional de unos padres líderes. Así que por último te invito a que te preguntes de que manera puedes acompañar a tu hijo y apoyarlo de manera firme y consistente para que pueda sanar e incluso para reconstruir la relación contigo.

 

Espero que tanto el artículo de hoy, como la reflexión que hiciste a través de las preguntas, te hayan hecho notar que el educar a tus hijos desde la culpa puede ser muy perjudicial para ellos. Para terminar, quiero contarte que por encima de cualquier cosa, tus hijos lo que necesitan es una mamá/papá feliz. Desde esa felicidad y bienestar tuyos, es mucho más probable que seas asertiva(o) en las acciones y decisiones que tomes con respecto a la crianza de tus hijos; y desde esa felicidad podrás entregarles los mejores momentos de su infancia. Así que toma la decisión consciente de soltar cualquier tipo de culpa y elige trabajar en ti misma(o) no solo por tu bienestar sino también por el de tus hijos.

 

¡Abrazos! Laly

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2 Respuestas

  1. María Calle dice:

    Maravilloso y real lo que me envías hoy. Como Docente reenviaré a mamás y otras docentes porque será también de su interés lo aquí expuesto

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